Los primeros rayos han asomado tímidamente,
la noche ya se diluye,
y hoy tengo la ilusión renovada.
Con lluvia,
con el cielo despejado,
dormido o profundamente despierto,
inquieto o triste,
te veo acelerar tus deseos y sentimientos.
Una vez más estaremos juntos,
unos llevan rostros mustios y decaídos,
mi sonrisa cruza el norte hasta el cantábrico.
Y la vida nos dirige y acompaña,
y lo que hoy ha sido, ya no puede volver a ser,
pero la melodía sigue sonando.
Hoy ha sido nuestro último desayuno.
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