15 de junio de 2011

Días del futuro pasado

Hay días en que uno se siente triste.
Ayer la tristeza pudo en la pugna constante que tuvo con mi alegría. Lo intenté, pero no fui capaz de levantarme. Disfruté de la buena compañía de muchas personas, pero no fue suficiente. Algunas veces nuestros hechos hablan con mucho más claridad y nos dejan en su sitio aunque nuestras palabras digan lo contrario.
Sufría viendo algunos rostros. ¿Dónde quedan nuestros dichos, consejos y demás experiencias vividas?. Realmente no lo sé. Ayer fue uno de los días en que el sol se arrimaba con sigilo entre el espeso bosque. Pero no llegó a calentar.
Así que a la noche aunque estaba tranquilo, mi cuerpo no se reconciliaba con el sueño y las sábanas. Escuche la guitarra y armónica triste de Gene Clark. Sus composiciones desnudas me arroparon un poco. Algo me consolaron, pero no me era suficiente; necesitaba pensar, comunicar, verbalizar aquello que mi cerebro procesaba una y otra vez. ¿ A esto se le llamará soledad?.

Realmente esta mañana estaba relajado. Pero la ecuación nocturna de ayer, seguía sin ser solucionada. ¿ Cómo expresar a alguien que quieres lo que estás pensando, sin querer herir pensamientos?. En teoría es sencillo. Lo que ocurre es que a veces son dos mundos tan lejanos entre sí, que la intuición te dice que en el fondo es casi imposible. Ellos sin pretenderlo, son como un tsunami que arrasan. En el día a día.

Ayer una señora me dijo que las mujeres son más fuertes que los hombres en los momentos duros de la vida. Y creo que tiene razón. Al menos y hasta ahora es lo que voy observando.
Hoy por la mañana me he encontrado con alguien a quien parecio. Y sí a otro nivel, pero también estaba acelerada. Excitada. Sin embargo no ha perdido la sonrisa. Y oye, no sabes como se agradece.

En el horizonte estaba el mar y la calma. Pero nuestros corazones oscilaban entre los sueños y la realidad, entre las certezas y los deseos. En lo que sufrimos y no sabemos como comunicar, en como deseamos desahogarnos desde la pureza de sentimientos y sentirte incomodo cuando necesitas hacer una critica constructiva de alguien que no está presente.

Los cafés nos han acompañado. Y en algún que otro momento, las lágrimas han asomado por las ventanas de tu rostro, esos lindos ojos azules que tintineaban al son del viento y los recuerdos.
Y hemos fumado. Cigarro que me ha sabido a esos momentos únicos de gloria, en que parece que el cielo y la tierra se funden para delicia de los sentimientos.

Y cuando reingresábamos con nuestro billete de vuelta, nos hemos detenido en el apeadero. Preguntas, respuestas y confesiones. Dos en uno. Respiraciones profundas y un silencio sagrado.
Un pequeño arcoiris ha recorrido nuestros corazones, donde los colores y los días del futuro y el pasado se han entrelazado.
Para ser dos almas que no se conocen, se diría que algo o alguien nos ha juntado en un cruce de caminos para compartir. Gracias.

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